20.9.17

Historia2 C14

Estaba yendo a clase de música, la cual odiaba completamente pero formaba parte del programa, cuando los vi. Simón caminaba en mi dirección pero no venía solo, una chica alta, rubia y delgada como una modelo de Victoria’s Secret iba colgada de su brazo. Ella le estaba susurrando algo al oído y él sonreía mientras la escuchaba.
Tengo que admitirlo, la imagen me sorprendió, pero me recupere rápido porque al ver a un chico como Simón junto a una chica como esa las cosas cobraron una nueva perspectiva. Ahora entendía porque el escándalo de Guillermo cuando no mencione nada sobre su aspecto.
Simón tenía una belleza cautivadora. Su pelo rubio, siempre impecablemente peinado, hoy estaba enredado y sus ojos turquesas como el océano brillaban más de lo habitual.
Pómulos elegantes, boca carnosa y una postura de seguridad que solo resaltaba aun más su cuerpo perfecto. Era como los dioses romanos que veía constantemente ilustrados en mis libros de historia. Ridículamente perfecto…
Eso y ni siquiera estaba teniendo en cuenta que siempre vestía como si estuviese listo para una cita; y no una cita informal del tipo ir al cine o a tomar algo, sino una cita verdadera, de esas en las que el chico usa camisa, saco y pantalones como si fueran hechos a medida.
Estaba por dar media vuelta y evitarlos cuando los ojos de Simón se posaron en mí. Chau salida fácil.
Lo salude cuando estuve lo suficientemente cerca…
-          Hola Simón, ¿Cómo estás? – le sonreí y para no quedar mal educada también le dedique una sonrisa a su compañera.
-          Hola Merlina – Simón sonrió, pero por primera vez la sonrisa no llego a sus ojos. Raro – todo en orden, ¿vos como estas?
-          Genial – y una mierda, pero él no tenía porque saberlo – iba justo a clases así que solo quería saludar y sigo mi camino. Que tengan un buen día chicos – y volví a sonreír solo como la mejor actriz podría hacerlo.
Camine lentamente y erguida, aunque lo único que quería era salir corriendo y perder de vista a la adorable pareja.
Simón no había intentado comunicarse conmigo después de su mensaje del domingo y ya hacía casi una semana de eso. Por supuesto que su alejamiento me sorprendió porque cuando desayunamos juntos había parecido muy decidido a que intentáramos ser amigos, aunque ahora ya podía dar por hecho que solo había estado aburrido y yo le había servido como un pequeño entretenimiento.
Lo que me molestaba era que por su culpa era yo quien no había podido seguir con mi ordinaria rutina. Ignacio solo había tardado dos días en aparecer y hacer una escena después de que Simón lo confrontara en el bar. Tenía una marca en la espalda para recordar el momento. Después de eso solo había intentado meterse en mi habitación pero yo ni siquiera había estado ahí gracias a Guillermo que volvía a ser sobreprotector y como Luca se había ido me obligó a quedarme en su casa con él.
Lo que me inquietaba era que había hecho todo lo que Ignacio me había pedido, hable bien de él con cuanta persona se me acerco apenas los rumores sobre él y Diana empezaron a circular por la Universidad y hasta intenté mejorar su reputación para que volvieran a admitirlo en el equipo de la Universidad, pero el intento había sido en vano y por eso su ensañamiento iba en aumento.
Culpaba a Simón por eso pero tenía la esperanza de que si seguía alerta y evitándolo finalmente se cansaría. Había pensado en hablar con Guillermo y hacer la denuncia, pero cuando descubrí que Ignacio era hijo de un importante juez que encima era amigo del decano desistí de la idea. Ahora entendía porque Diana había desaparecido de un día para otro; pero esa no era una opción para mí, no me acobardaría. Había trabajado muy duro para obtener una beca en artes en esta Universidad y no tiraría todo eso a la borda por un loco que se me cruzaba por el camino. Ni siquiera era el primero.
Detuve el torrente de pensamientos cuando llegue al aula. Encima era enserio, realmente odiaba esta clase.


Un fragmento invisible de silgo después la historia continuaba...