-
No
sé porque no le preguntas y listo. Es la mejor amiga de tu hermana, ¿desde
cuándo te da vergüenza o lo pensas dos veces antes de acercarte a una amiga de
Ema?, a cualquier chica si vamos al caso.
-
Estas
perdiendo el punto – mire a Simón y trate de calmarme – Oriel no es como el
resto de las amigas de Ema y sabes perfectamente que tampoco me hizo ningún
bien cuando me acerque al resto de ellas en el pasado. Ni hablar de las mujeres
en general.
-
Eso
es cierto – mi mejor amigo no pudo ocultar la sonrisa – pero no creo que
acercándote a Oriel corras el mismo riesgo. Solo queres saber las cosas que le
gustan para no andar como un desquiciado comprando todo o teniendo que
averiguar lo que necesita todo el tiempo.
-
Soy
perfecto, por supuesto que siempre corro riesgo cuando me acercó a una chica.
-
Estas
hablando de una perfección muy superficial que no creo que alcance para
deslumbrar a esta chica en particular.
“Perfección
superficial”, eso fue duro, pero Simón era mi mejor amigo y me conocía bien;
tan bien que podía decirme cualquier cosa sin que lo tomara a mal o
termináramos en pelea. Su intención solo había sido ser claro y lamentablemente
coincidía con él. Era muy consciente de mi aspecto así como lo era de mi
reputación y tenía suficiente memoria como para reconocer que mi historial no
era bueno. Jamás me había importado y no entendía porque tenía que empezar a
preocuparme ahora pero me importaba, mentía si decía lo contrario.
Estuvimos
corriendo por cuarenta minutos más y estaba por decirle a Simón que deberíamos
volver, tenía una cita a la que no quería llegar tarde (hablando de malos
historiales), cuando el celular comenzó a vibrar dentro del bolsillo de mi
short. Bastó una mirada rápida para ver el rostro de Ema ocupando la pantalla.
Me detuve. Simón me imitó.
-
¿Todo
bien? – preguntó.
-
Si,
es solo Ema que me está llamando y tengo que atenderla. Dame un minuto.
Simón
asintió y me alejé unos pasos para contestar la llamada.
-
¿Ema?,
¿todo bien?
-
Hola
Sam, si, todo bien… – mi hermana suspiro de forma dramática - o bueno no, no sé, nada está mal pero…
-
Ema,
no hagas pausas dramáticas, ¿Qué pasa?
-
Es
Oriel.
-
¿Qué
pasa con ella?
-
La
verdad es que no lo sé, está encerrada en el baño hace veinte minutos y no
sale.
Tuve
que respirar profundo para contenerme. Mi hermana a veces se pasaba de la raya
con sus pavadas.
-
Probablemente
solo está tratando de relajarse o quiere estar sola Ema, me parece que estas
exagerando. Oriel está todo el tiempo con vos y seguramente ahora quiere algo
de privacidad, darse un baño, relajarse y…
-
Si
quisiera privacidad le hubiese alcanzado la hora que estuvo fuera después de
recibir ese llamado – el tono de Ema se volvió más urgente – sé muy bien que
algo le pasa, lo vi en su cara cuando volvió. Algo no está bien Sam.
-
Recién
mencionaste un llamado, ¿Quién era?, ¿lo sabes?
-
Creo
que era su mamá, pude ver una foto antes de que contestara pero no estoy
segura.
-
Bueno,
no te preocupes, en quince minutos estoy allá.
-
Perfecto,
gracias.
Era
evidente que Ema estaba aliviada de saber que recibiría ayuda y aunque yo no
estaba muy preocupado porque la conocía y sabía lo exagerada que podía ser
ahora sentía curiosidad.
Volví
a buscar a Simón y cuando termine de contarle lo que Ema me había dicho y el porqué
debía irme quiso acompañarme.
-
No
necesito que vengas, puedo manejar esto solo.
-
Sé
que podes pero quiero ir, Oriel me importa.
-
Puedo
ver eso.
Me
molesto que Simón se metiera en esto. De repente había desarrollado un fuerte
instinto de pertenencia sobre la mejor amiga de mi hermana y aunque sabía que
debía detenerme para analizar eso la verdad era que ahora no tenía tiempo y
tampoco sentía que analizar lo que me pasaba con esta chica me llevara a un
buen lugar.
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