Cuando
salí del baño no había nadie en el cuarto. Me tome mi tiempo para cambiarme y
cuando estuve lista agarre mi mochila, puse varios libros dentro, un abrigo y
salí.
Ema,
Simón y Samuel no estaban en el pasillo y sentí alivio por eso.
Afuera
estaba fresco pero no me abrigue y seguí caminando hasta llegar a una casa de
comida vegetariana que quedaba a unas cuantas cuadras de la Universidad.
Cenaría, leería un poco y no volvería a las habitaciones hasta que fuese bien
tarde y estuviese segura de que Ema estuviese dormida.
En el
restorán había poca gente y la luz baja ayudó a que me relajara. Me senté en
una de las mesas más alejadas de la puerta y esperé a que me atendieran. Ya
había sacado uno de los libros de contabilidad y estaba buscando un marcador
cuando sentí que alguien se sentaba en el sillón en donde me había acomodado.
Levanté la vista y sentí como los puños se me cerraban con fuerza dentro de la
mochila…
-
¿Qué
haces acá? – demande enojada. Esto era pasarse de la raya por lejos.
-
Te
estaba esperando afuera del edificio y sabía que si me acercaba cuando te vi
salir te perdería.
-
Justamente
eso hubiese pasado porque quiero estar sola. ¿No es eso evidente?
-
Lo
es, pero no creo que tengas que estarlo. Mi hermana me llamo preocupada porque
dice que recibiste un llamado y que después de eso empezaste a actuar extraño.
¿Qué paso?, ¿estás en problemas?
De la
fuerza que estaba haciendo me estaba clavando las uñas en las palmas de las
manos y esperaba que mi mirada helada le diera a Samuel una idea muy clara de
lo enojada que estaba.
-
Ese
no es asunto tuyo, pero solo para que vos, tu amigo y tu hermana me dejen en
paz voy a decir que todo está bien, no tengo ningún problema y no estuve
actuando extraño, solo quería pasar un tiempo a solas. Cosa que me está siendo
negada desde el comienzo.
-
Con
esos ojos no engañas a nadie Oriel y aunque mi hermana y Simón decidieron
alejarse por miedo a que te enojaras ese no es mi caso. No me importa si vas a
gritarme o a hacer un escándalo porque voy a insistir hasta saber lo que
realmente está pasando.
-
No
está pasando nada. Y no me conoces ni un poco si por un segundo pensaste que
haría un escándalo por esto. Por supuesto que estoy enojada, estoy mucho más
que eso teniendo en cuenta que personas que recién conozco se creen con el
derecho de pedirme explicaciones o de meterse en mi vida privada, pero eso no
me va a hacer perder el control.
Dejé
la mochila en el piso y antes de volver a incorporarme para mirar a Samuel
escondí las palmas lastimadas debajo de mis piernas.
-
Imagino
que no, que no tenes ese estilo, pero teniendo en cuenta que crees que estoy
invadiendo tu espacio personal se puede esperar cualquier cosa.
-
No
conmigo. Y como bien dijiste estas invadiendo mi espacio personal, mi
privacidad.
Decidida,
volví a meter el libro que estaba sobre la mesa dentro de la mochila y sin
mirar esos ojos grises que tanto me perturbaban me levante y esquive a la moza
que se estaba acercando para atenderme y ahora me miraba sorprendida.
El
frío de la calle me golpeo pero no me detuve para buscar el abrigo y camine con
la vista clavada en el piso. Sabía que
Samuel me seguiría, el chico no tenía ningún respeto por mis deseos, por eso no
me asuste cuando sentí que alguien se ubicaba a mi lado.
-
¿Queres
que vayamos al cine?
Había
pensado ignorarlo, seguir caminando con la vista fija en el piso hasta llegar a
los dormitorios y actuar indiferente, pero su pregunta me tomo tan desprevenida
que me detuve y lo mire. Él tenía sus ojos fijos en mí y su expresión segura y
relajada hacían evidente que no estaba tomándome el pelo…
-
¿O
preferís que cenemos primero? – preguntó.
-
¿Estás
bien?
-
Claro
que estoy bien – suspiró – finalmente estoy bien con esto.
-
¿Y
que sería “esto”?
-
Nosotros.
La
palabra nosotros me hizo un nudo en el estómago.
-
No
hay un nosotros.
-
Si
lo hay y, sin sonar despectivo, ya me canse de intentar complacerte. Tenes
razón y no puedo tratarte como a mi hermana aunque quiera; sos su amiga y por
consiguiente vas a ser la mía y eso significa que tengo que respetar tu
espacio. Con Ema puedo dibujar los limites pero con vos no. Son dos relaciones
diferentes y te pido disculpas por tardar tanto en entenderlo pero ahora que lo
hice en verdad me gustaría que aceptes mi invitación a comer algo y solo
pasemos tiempo juntos, conociéndonos. No puede ser tan diferente a lo que hago
con Simón, ¿cierto?
Una
sonrisa segura se dibujo en los labios perfectos de Samuel y como estaba muy
impresionada como para decir algo me limite a asentir e imitarlo. Sabía que
estaba haciendo algo mal, hace cinco minutos estaba enojada y lo único que
quería era empapelarlo a gritos, pero su discurso me tomo desprevenida y de
repente solo sentía alivio, un profundo y particular alivio.
-
Está
bien – dije – me gustaría ir a comer algo.
-
Perfecto.
– la sonrisa en sus labios se ensanchó - ¿Vamos?
Sorprendiéndome,
Samuel me ofreció su mano para que la tomara. Aun sabiendo que no debía la
tome.
1 comentario:
IUJUUUU ME PUSE CONTENTA CUANDO VI QUE HABÍA PUBLICACION DE OCTUBRE :)
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