Exhausta era una palabra un poco fuerte para describir mi
estado, pero se le acercaba…
Cerré la puerta del dormitorio y me tiré en la cama. Había
conseguido que Guillermo me dejara volver aunque sea para pasar una noche sola
antes de pasar el fin de semana en su casa y casi que quería llorar de la
alegría. Mi mejor amigo y yo convivíamos muy bien, lo habíamos hecho la mayor
parte de nuestras vidas, pero después de tantos años juntos y de sentirme
siempre una intrusa robando su espacio una de las mayores cosas que había
valorado de obtener una beca y venir a la Universidad era el hecho de poder
darnos espacio.
No sé cuánto tiempo tarde en quedarme dormida ni cuánto
tiempo estuve en realidad durmiendo, pero sentía que habían sido minutos cuando
los golpes en la puerta me despertaron. Quería ignorar a la persona que se
atrevía a interrumpir mi descanso, había planeado dormir de corrido hasta el
día siguiente aunque todavía tenía la ropa puesta y ni siquiera me había sacado
las botas, pero el intruso insistía así que me levantarme a abrir.
Fue grande la sorpresa cuando del otro lado de la puerta
me encontré con Simón…
-
¿Dormías?
-
Si – me encogí de hombros y no hice ni siquiera
un amague para acomodarme la ropa o el pelo que, estaba segura, era un nido de
pájaros - ¿Necesitabas algo?
-
Ver si querías salir a comer algo. – Simón
sonrió y aunque yo sabía que la imagen que le ofrecía era un desastre eso no
impidió que continuara sonriendo como si estuviese participando en una
propaganda.
-
Gracias pero no gracias, tal vez otro día Simón,
ahora solo quiero seguir durmiendo…
Iba a cerrar la puerta; si, era grosero, pero él también
lo era al acosarme, desaparecer y después volver a aparecer sin previo aviso y
osando interrumpir mis muy preciadas horas de sueño.
Pero Simón tenía otros planes, antes de que pudiera
evitarlo se metió dentro del cuarto y terminé encerrada con él.
Respire profundo y sin siquiera darle una mirada me
acerque a mi cama. Con total naturalidad me acosté en ella.
-
Simón – suspiré y lo miré. El no parecía nada
sorprendido por mi comportamiento indiferente. Le daba un punto por eso – ya
hicimos esto y creeme que esta vez no estoy siendo malvada al decirte que no,
solo quiero descansar en paz. ¿Puede ser?
-
Por
supuesto que puede ser pero antes de que me eches quería disculparme por mi
comportamiento. Desaparecí de golpe y eso no estuvo bien.
-
No tenes nada de que disculparte, ¿me sorprendió
que desaparecieras así?, bueno sí, lo hizo, parecías decidido a acosarme –
sonreí al ver su cara de disgusto ante mi uso de la palabra – pero te entiendo
totalmente. Ya te lo dije antes, nosotros no somos amigos.
-
No lo somos pero podríamos serlo. Decía enserio
que quería intentarlo la última vez que nos vimos.
-
Disculpa si ahora soy yo la que decide no tener
un amigo como vos. Sos un chico amable y eso me sorprende pero no tengo tiempo
para perder en estas cosas. Esto solo está sucediendo porque probablemente la
barbie con la que te vi el otro día tiene otros plantes y yo no quiero ser el
juguete de reemplazo de nadie.
Bostecé (no bromeaba cuando decía que tenía sueño) y no
pase por alto que las manos de Simón se habían hecho dos puños y sus ojos,
siempre brillantes por su color, estaban oscurecidos por la rabia.
Lamentaba si lo había ofendido, el chico, en general, no
parecía mala persona, pero no tenía tiempo para perder con gente como él. No
tenía tiempo para perder y punto.
-
No sos el maldito reemplazo de nadie. – su
mandíbula estaba tensa y me miraba más allá de enojado.
Ok, esta era una nueva faceta y me sorprendió que me
resultara sexy.
¿Qué diablos estaba mal conmigo?
-
Bueno, bueno, como sea. ¿Podes dejarme dormir
ahora?
-
Si, ahora puedo dejarte descansar, pero en dos
horas te vengo a buscar para que cenemos. Estate lista para ese entonces.
-
No voy a…
Nada, mi frase quedo en la nada porque Simón, ignorándome
completamente, dio media vuelta y se fue dando un portazo.
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