-
Está
bien – miré a mi hermana y después de contestar el mensaje de Simón guarde el
teléfono en el bolsillo – Esta con Simón, la está trayendo.
-
Menos
mal. – Ema suspiró y se acostó dramáticamente sobre su cama – Somos dos
desconsiderados, dejar que se haya ido así estuvo muy mal.
-
Ema,
ni siquiera nos dimos cuenta, no es como si la hubiésemos echado…
-
Lo
sé, pero ignorarla y desarrollar otro de nuestros dramas familiares frente a
ella es más o menos lo mismo, como que no le dimos otra opción.
-
A
decir verdad – suspiré – cualquier otra de tus amigas se hubiese quedado a
disfrutar el show.
-
Oriel
no es como el resto de mis amigas – mi hermana se incorporó de golpe y me miro
muy seriamente – no lo es. Ella realmente sabe el significado de esa palabra.
-
Me
estoy dando cuenta de eso…
Metí
las manos en mis bolsillos y observe como mi hermana se levantaba para poner un
poco de orden en los libros que estaban dispersos por su cama y en la cama de
su compañera de habitación. Mientras la observaba ordenar (cosa que no había
hecho antes) me pregunte qué tan diferente sería Oriel. Hasta el momento todos
sus actos no demostraban que estuviese con Ema por interés o que siquiera supiera
quiénes éramos nosotros pero eso no significaba que la chica no fuese más
inteligente que el resto y solo estuviese esperando su momento.
Algo
en esa acusación no me parecía correcto, dudaba de que fuera el caso, pero nunca
estaba de más ser mal pensado.
-
Podrías
ayudarme en lugar de quedarte mirando.
Mire
a mi hermana y sonreí.
-
Esta
no es mi habitación, no tengo porque ordenar tu desastre.
-
Cuando
Oriel me escuchó decirle eso a un chico que estaba estudiando conmigo en la
biblioteca no se puso muy contenta. Me dijo que esa era una forma de actuar
grosera y egoísta. – se encogió de hombros.
-
¿Te
dijo grosera y egoísta?
-
No
es que me dijo eso, solo se refirió a mi comportamiento por creer que un chico
tiene la obligación de atenderme o hacer las cosas por mí todo el tiempo. Tenía
razón, Lucas y yo éramos un equipo, que quisiera irme rápido no me daba el
derecho a dejar todo el desastre para que él lo ordenara.
-
Estoy
seguro de que hacerlo no le hubiese importado. Probablemente ese chico está
enamorado de vos y hubiese hecho lo que sea que le hubieses pedido.
-
Ese
no es el punto. Sé que te educaron para creer que el hombre siempre tiene que hacer
todo por la mujer y también se que cualquier chico haría lo que le diga - mi
hermana se agachó para recoger un libro que estaba escondido debajo de la cama
y ni siquiera se inmuto por sonar tan vanidosa – pero en el mundo de hoy tal vez sea bueno que
la mujer sea un poco más independiente y básicamente pensar que por ser chica
un hombre tiene que atenderme es un concepto bastante machista de mi parte.
No
dije nada y me quede mirando como mi hermana terminaba de ordenar la
habitación.
La
ayude a terminar de tender su cama y mientras lo hacíamos me pregunte sobre
cuantas cosas más había influido su nueva compañera en su comportamiento.
Parecía una insignificancia pero que Ema se pusiera a pensar sobre conceptos
machistas o solo se dignara a ordenar su propio desorden era un avance
increíble. Mis padres la habían criado como a una princesa y yo había ayudado
muchísimo a que eso continuara siendo así una vez que ambos nos fuimos de casa,
por eso que en tan poco tiempo una persona hubiese cambiado tan rotundamente
sus cimientos era sorprendente.
Cuando
la puerta se abrió y por ella entro mi amigo sosteniendo la mano de una tímida
rubia que tenía las mejillas rojas por el frío o tal vez la vergüenza, me
pregunté como una chica con ese aspecto tan inseguro podía provocar tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario