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Por supuesto que se que fue culpa de mi hermano
– Ema tomo un sorbo de su café y me miro con pena – Sam es un poco impulsivo y
no midió las consecuencias al besarte en un lugar público, en donde estaba esa
zorra de…
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Ema – la interrumpí – no la nombres por favor
porque, como ayer, ahora también estamos en un lugar público – me hundí más en
el banco que estaba ubicado cerca de la entrada de la Facultad – y te repito
que yo no le estoy echando la culpa a tu hermano, no es como si me hubiese
negado.
Ema me miró sonriendo…
Era increíble que después de haberla esperado casi toda
la noche me hubiese quedado dormida y fuese ella quien me despertó esta mañana
con la misma sonrisa dibujada en sus labios para invitarme a desayunar y hablar
del tema.
Había estado tan preocupada y asustada de su reacción que
todavía no podía creer que hubiese sido tan abierta, considerada y comprensiva.
Si en algo Samuel no se había equivocado era en decir que incluso Ema había
estado esperando que esto sucediera.
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Como si hubieses podido evitarlo – mi amiga me
rodeo con el brazo que tenía libre – se que no hiciste nada para provocarlo y
eso es lo que importa. Hace semanas que veo la forma en que mi hermano te mira
y solo estaba esperando que llegara el momento en que hiciera algo. Ayer,
finalmente, lo hizo.
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¿Y no estás enojada?
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¡Por supuesto que no! – rió – lo esperaba, y lo
esperaba con ansias, solo lamento que a vos no te interese como yo creí que te
interesaba.
Perpleja, mire a Ema, ¿a ella no le importaba que me hubiese
besado con Samuel?, era increíblemente celosa de su hermano y no la había visto
aceptar a ninguna de las chicas que, desde que los conocía, se le habían
acercado.
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Si te estás preguntando por que con vos es
diferente – sonrió – en tus pregunta tenes la respuesta. Siempre supe que mi
hermano no te interesaba, o al menos que yo te interesaba más que él y eso,
para mí, es lo único que importa.
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¡Por supuesto que me interesas más que él! –
suspire - es decir, es tu familia, quiero lo mejor para toda tu familia, pero
vos sos mi amiga Ema, no ellos.
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Y eso – la sonrisa de Ema se hizo aún más
grande, cosa que humanamente no parecía ser posible – es lo que te hizo
especial.
Suspire, nunca entendería porque Ema se valoraba tan
poco, pero en definitiva yo no tenía mucha idea sobre sus relaciones pasadas y
solo podía agradecer que entendiera que, sobre todo, yo valoraba nuestra
amistad y que no haría nada para ponerla en riesgo.
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Ahora – la sonrisa de Ema desapareció -
¿realmente no te gusta mi hermano?, ¿ni un poco?, se que te sentís atraída por
él, todas las chicas se sienten atraídas por Sam, pero yo me refiero a otra
cosa…
Estaba buscando la mejor forma de expresarle lo que en
verdad sentía por Samuel cuando un grito nos sobresaltó a ambas. Una pareja
estaba discutiendo en la puerta de entrada de la Facultad y la cosa no parecía
ir muy bien. El chico, que me resultaba vagamente familiar, tenía a la chica
agarrada por la muñeca y ella, que si bien parecía muy tranquila, no dejaba de
forcejear para soltarse.
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Ese chico es Ignacio, el amigo de mi hermano.
¡Claro! ¡de ahí lo conocía!, lo había visto en casa de
Simón y durante los partidos, estaba segura de que también formaba parte del
equipo.
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Si, lo reconozco, pero a ella no.
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Yo tampoco y la cosa no se ve muy bien.
No, no se veía para nada bien, la chica no gritaba y
tenía expresión relajada, pero Ignacio parecía un poco fuera de sí y seguía
gritando cosas que nosotras, a esta distancia, no podíamos distinguir. Estaba
pensando en intervenir, alguien tenía que hacer algo, cuando una figura conocida
apreció por la puerta de la Facultad y, sin dudarlo, se acercó a ellos.
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¡Perfecto! ahí está Simón – Ema suspiró – él va
a hacerse cargo, nos salvamos.
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Igual vamos, puede que termine necesitando
nuestra ayuda.
Tome del brazo a Ema y tire de el para que caminara
conmigo.
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¿Simón?, ¡Por dios Oriel!, ¡como si Simón fuese
a necesitar nuestra ayuda!
Ema tenía razón, pero eso no significaba que me gustara
ver a mi amigo metido en el medio de una pelea de pareja. Ese tal Ignacio era
algo intimidante y no parecía estar en su mejor momento.
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