La cena había transcurrido tranquilamente, ni Guillermo
ni Luca se dieron cuenta de que algo pasaba, pero no estaba segura de poder
aguantar mucho más y eso representaba un problema porque a Guille le había
surgido un reemplazo para la banda de uno de sus compañeros que tocaba en
apenas unas horas y se había quedado sin baterista.
No era que no me alegrara por él, mi mejor amigo amaba
tocar y era feliz cada vez que se subía a un escenario, pero por mucho que yo
también disfrutara al verlo en acción el dolor en las costillas estaba aumentando
y sabía que si no descansaba en unas horas solo empeoraría.
-
¡Esto es increíble! – decía Guille mientras
pedía la cuenta – no puedo creer que así, de la nada, esta noche voy a tocar
con una banda. Es genial, ¡tan
genial!
-
Lo sé – Luca le sonrió y tomo su mano por sobre
la mesa – estoy tan o más emocionado que vos…
-
Lo dudo. – Guille pego un grito que llamo la
atención de media docena de mesas que nos rodeaban - ¡¡Esto es increíble!!
Mi mejor amigo me miró, buscando una reacción por mi
parte, pero su sonrisa se borro inmediatamente.
-
¿Qué te pasa? – me preguntó - ¿Por qué no estás
festejando?
-
Lo estoy haciendo. Por dentro estoy saltando de emoción.
– y eso era totalmente cierto – Solo que estoy así porque no voy a poder ir, tengo
que estudiar para historia y…
-
¿Estudiar? – Luca me miró sorprendido.
-
No, no podes dejar de ir a verme. Nunca faltaste
a ninguno de mis conciertos.
-
Lo sé, pero esta vez estoy complicada y…
-
No me importa, siempre fuiste a todas mis
presentaciones, siempre estamos juntos…
Guillermo me miró con los ojos llenos de lágrimas y
aunque sabía que estaba fingiendo me resigne. Era todo un actor de novela y yo
seguía siendo muy débil a su encanto como para negarme.
-
Tenes razón. – sonreí ampliamente – Voy a ir con
ustedes, no puedo perderme el show por nada.
-
¡Así se habla! – Guille aplaudió – ahora vamos,
quiero estar antes de que se llene el lugar porque necesito ver las partituras
con algo de tiempo.
Para cuando llegamos al bar el lugar ya estaba lleno de
gente, pero estaban esperando a Guillermo en la puerta así que entramos rápido. Apenas nos ubicaron en una mesa cerca
del escenario Guille se despidió alegando que tenía que ir con la banda para
organizar el improvisado espectáculo.
No llegamos a compartir ni un minuto en soledad cuando
Luca tuvo el valor de encararme.
-
¿Estás bien? – me preguntó, serio.
-
Sí, perfecta. – sonreí.
-
Estas pálida y te noto rara. Guille dijo que
puede ser por el stress que él mismo te causo esta semana pero yo no estoy tan
seguro de que sea eso. ¿Hay algo que quieras contarme?
-
No, nada. – volví a sonreír, esperando que esta
vez resultara más creíble – Guille esta en lo cierto, es solo cansancio.
-
¿Segura?
Dude, era un poco tentador decir la verdad, tener a
alguien como Luca que genuinamente quisiera escucharme y pudiese ayudarme, pero
la moza nos interrumpió. Dios bendiga a esa chica porque estuve a punto de
cometer el error de abrir la boca y con eso exponer al novio de mi mejor amigo
a un problema del cual no tenía nada que ver.
-
¿Merlina? – Luca me gritó - ¿Merlina me estas
escuchando?
-
¿Qué? – lo miré. La moza se había ido. – No,
disculpa, estaba pensando en otra cosa, ¿Qué me decías?
-
Te preguntaba que querías tomar pero ya pedí por
ambos. Y estábamos conversando antes de que nos interrumpieran, estabas por
decirme algo…
-
No, no iba a decir nada.
-
A mí me pareció que sí.
-
Pero no – sonreí – Voy al baño, ¿me esperas?
Luca me miro con desconfianza, pero pasados unos segundos
se limitó a asentir y agarró su teléfono.
Estaba a medio camino de la salida, había decidido ir a
buscar una farmacia para conseguir algunos analgésicos, cuando un brazo me
rodeo por la cintura. Del susto y el dolor pegue un salto y voltee insultando
al estúpido que me agarraba sin permiso.
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