Lunes, preciado y muy rutinario lunes…
Después de un domingo tan extraño como el de ayer no
podía estar más aliviada de volver a la rutina como lo estaba.
Necesitaba volver a clases para dejar de pensar en el
extraño desayuno que había compartido con Simón y la aún más extraña noche en
donde, mientras cenaba con los chicos, recibí un mensaje de texto de su parte
preguntando como estaba. Tenía que admitir que era persistente pero ese era justamente
el problema, hacía muy poco que lo conocía y nadie me podía sacar de la cabeza
que chicos como Simón solo buscaban chicas como yo para divertirse un rato.
Hasta el momento nada demostraba que no era igual a Ignacio y, así como había
pasado con Diana, podía resultar en que yo me volviera en el próximo objetivo
de Simón. Tenía que ir con cuidado; la única persona amable que había conocido
en mi vida oficiaba de mi mejor amigo y tenía suficiente experiencia como para
saber que Guillermo era como una piedra preciosa, de mucho valor y difícil de
encontrar.
Estaba a mitad de mi clase de pintura contemporánea
cuando recibí un mensaje de Guille avisándome que Luca había decidido quedarse
una semana más. No pude sentirme más feliz y aliviada al mismo tiempo, feliz
porque adoraba a Luca y siempre era bueno tenerlo cerca y aliviada porque el
hecho de que él estuviese en la ciudad mantenía a Guillermo alejado para que me
devolviera espacio; el hecho de que no se hubiese presentado a mis primeras dos
clases ya era una muestra de ello.
Termine la clase
más tarde de lo programado, la profesora se extendió en su explicación sobre el
concepto de “moderno” y eso implicó que tuviera que correr para no llegar tarde
al té que Guillermo había organizado en su casa para que todos compartiéramos
un poco de tiempo juntos. Esta noche los chicos tenían una cena con unos amigos
de Luca y aunque habían insistido en que los acompañara tuve que declinar la
invitación; ellos necesitaban tiempo a solas y yo no soportaba la clase de
chicos con los que Luca se juntaba. Todos jugaban como él y aunque no me
gustaba encasillar a las personas lamentablemente eso era inevitable en la
patética sociedad en la que vivíamos.
Llegue a lo de Guillermo media hora tarde y no perdió el
tiempo reprochándomelo…
-
No me parece que nos hagas esperar. – dijo
mientras servía un poco de té rosa en mi taza – Tuve que calentar el agua dos
veces.
-
No seas pesado – lo reprendió Luca mientras
agarraba un bollo de canela del inmenso plato que estaba en el centro de la
mesa – se atraso por su clase, no porque se quedo mirando instrumentos y perdió
la noción de la hora.
-
Si con eso me estas queriendo decir algo solo
voy a ignorar el sarcasmo. – Guille terminó de acomodar las tazas, dejo la
tetera y se sentó junto a su novio.
Amaba el drama de mi amigo y más amaba la forma en que
Luca se acoplaba y le seguía el juego. Me hacían reír a montones y eso era
justo lo que necesitaba.
-
Entonces – dije para cambiar el rumbo de la
charla. Ya estaban empezando con la escena de gritos que formaba parte de su
novela - ¿Qué planes tienen para esta noche?, además de la cena con tus amigos
Luca, por supuesto.
-
Bueno, pensábamos salir a tomar algo con el
grupo y, si querías, al menos podrías unirte con nosotros para ese entonces…
-
Lo dudo – le dije a Luca. Parecía esperanzado,
pero yo rompería su ilusión en este momento. – es lunes y no quiero arrancar mi
semana arruinando tanto los horarios.
-
Mentís – intervino Guillermo – Esa costumbre que
tenes de querer ser gentil todo el tiempo es algo molesta ¿sabes?, no siempre
voy a estar para decir lo que en verdad estas pensando.
-
Tal vez, y solo tal vez, no es mi deseo que
siempre estás ahí creyendo saber lo que estoy pensando.
-
No creo que lo sé, lo hago. – miro a su novio y
puso cara de suficiencia – Merlina no va a venir con nosotros porque no soporta
a tu grupo de amigos, sobre todo a ese Gastón que no para de estarle encima cada
vez que salimos juntos.
-
Bueno, puedo entender eso – Luca no parecía
sorprendido en lo absoluto – pero si es por Gastón no te preocupes que puedo
mantenerlo a raya.
-
No, no es Gastón, yo también puedo mantenerlo a
raya – sonreí – es solo que esta vez no tengo humor para salir y realmente no
quiero empezar la semana trasnochando.
Luca asintió y a partir de ese entonces la conversación
se centro en Guillermo y su necesidad imperiosa de buscarme pareja.
Esto siempre pasaba cuando estaban juntos, Guillermo se
sentía tan enamorado y contento cuando estaba alrededor de Luca que no podía
evitar querer que yo viviera lo mismo y para peor su novio se sentía igual que
él así que solo alimentaba sus delirios. Básicamente los ignoré, siempre lo
hacía, y para cuando terminamos de merendar finalmente ambos se habían dado
cuenta de que era una causa perdida. Lo último que quería era dejar entrar un
chico en mi vida.
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