11.11.16

C29

El dijo lo que yo ya sabía.
Si caía en la tentación de permitirme salir con Samuel las cosas terminarían mal y mi papel se reduciría a la pobre víctima.
Cada chica que había desfilado ante mis ojos en los últimos meses había terminado formando parte de una colección y yo ni siquiera me parecía a ninguna de ellas. Era tan común y corriente que nadie dudaría de rotularme como el experimento. Ni siquiera quedaría como un recuerdo de la colección, sino como la excepción fallida.
-          Quiero que te vayas. – dije al fin, tratando con todas mis fuerzas de parecer segura.
-          No me voy a ir hasta que me permitas hablar sobre esto. Imagino lo que debes estar pensando y quiero retractarme de haber usado esa palabra, nosotros…
-          No hay ningún nosotros – lo interrumpí – quiero que te vayas y me dejes tranquila porque no me interesas. Nada de lo que tengas para decirme me interesa.
-          No puedo creer eso.
¡Mierda!
Samuel era demasiado confiado en si mismo y tenía tanta seguridad al hablar que si yo no jugaba fuerte no iba a dar marcha atrás. Iba a tener que jugar con la crueldad y eso nunca terminaba bien…
-          No te voy a negar que me atraes – puse los ojos en blanco. Esa era una obviedad – pero eso no cambia nada. No tenemos nada en común y como la apariencia no es lo único que me importa hasta ahí llega lo que siento por vos.
-          Sé que no estás siendo sincera, compartimos lo suficiente como para saber que me estas ocultando algo.
-          ¡No te estoy ocultando nada! – grité - Crees que me conoces pero no es así; sin embargo yo si te conozco y muy bien. Como dijiste, compartimos lo suficiente como para saber que no tengo que involucrarme en esto. Podrá haber una lista interminable de chicas esperando a que las mires pero no es mi caso, me respeto lo suficiente como para eso.
Los ojos grises de Samuel antes cálidos y casi suplicantes se oscurecieron de repente y cada músculo de su cuerpo se tensó. 
Sabía que lo que estaba a punto de decir era ir muy lejos pero ya era tarde como para dar marcha atrás
-          Chicos como vos solo significan problemas – dije – y sin importar lo lindo que seas y lo imponente de tu apellido para mí nada va a empañar las cosas que se, lo que vi mientras vos creías que no estaba prestando atención, así que no mientas. Esto – nos señale a ambos – es una mentira y vos y yo lo sabemos bien.
Tardo en contestar, los ojos grises de Samuel me taladraron lo que para mi fueron minutos y minutos eternos de nervios y agonía, pero cuando finalmente rompió el silencio la mirada de desprecio que me dio ya me parecía suficiente… 
-          Tenes toda la razón. Además, no es como si valieras tanto esfuerzo.
El impacto de sus palabras tardo en llegar y para cuando sentí la vergüenza Samuel ya se había ido dando un portazo.
Me quede inmóvil, en el mismo lugar en donde me había dejado, al menos diez minutos, haciendo un esfuerzo bastante considerable para contener las lágrimas… 
“No es como si valieras tanto esfuerzo”
Eran esas palabras las que dolían porque a esto me refería cuando decía que jugar con la crueldad era peligroso, volvía como un espejo.
Pensar que la amabilidad, los momentos divertidos, los gestos y la persona compasiva y sensible que había demostrado ser Samuel el último tiempo podían llegar a ser una mentira resultaba impactante porque ahora entendía que tal vez todo había formado parte del “esfuerzo” por ver hasta donde llegaba, hasta donde lo dejaba ir.
¿Siempre me había estado poniendo a prueba?
Me sentía estúpida por no haber pensado en esa posibilidad antes y me asustaba pensar en cómo enfrentar a Ema cuando finalmente apareciera, por eso hice un esfuerzo para componerme y dejar de auto compadecerme ya que era muy consciente de que eso no ayudaría en nada. 
Además tenía 19 años, podía permitirme equivocarme de vez en cuando, ¿cierto?






No hay comentarios: