29.8.16

C2

-          De verdad Sam, no creo que esto sea una buena idea. Tu hermana está por llegar en cualquier momento y ambos sabemos que Ella no es su persona favorita en todo el mundo.
-          Tranquilo Simón, no pasa nada, tengo todo controlado y Ella sabe perfectamente cómo comportarse en presencia de Ema.
Mientras observaba como Ella volvía de la cocina con dos vasos transparentes llenos de un contenido rojo intenso me dije a mi mismo que esto no era en absoluto una mala idea. Sí, tal vez la chica era una completa perra, pero tenía un cuerpo que hacía olvidar cualquier otro detalle y la conocía lo suficie como para saber que valía la pena aguantar su molesto timbre de voz hasta que encontráramos un momento para estar a solas.
-          Acá esta tu vaso Sam.
-          Gracias Ella. – le sonreí como sabía que a las chicas les gustaba y levanté la vista para ver si ya había señales de mi hermana.
La casa que compartía con mi amigo estaba llena de gente y aunque nos sobraba el espacio y los recursos como para dar una de estas fiestas al menos una vez a la semana ya me estaba cansando de tener que aguantar a las mismas personas todo el tiempo. Simón había deslizado la idea de que canceláramos todo y saliéramos a otro lugar por una vez, pero sinceramente tenía más control sobre mi hermana menor encerrada en donde pudiera verla que en un bar lleno de chicos que solo buscarían de ella lo mismo que yo buscaba de Ella.
-          ¿Vamos a bailar?, estoy aburrida.
Mire a Ella a mi lado y tuve que hacer un esfuerzo para volver a sonreír.
Hoy estaba increíble. Con todo ese pelo oscuro bien lacio cayendo sobre sus hombros desnudos y un vestido corto que no dejaba mucho a la imaginación. Tenía una piel preciosa y unos ojos claros que, aunque lucían de lo más inocentes, sabía cómo se ponían cuando estábamos solos. Lástima su voz y lo mala persona que era...
-          No tengo ganas justo ahora, pero podes ir y dar un espectáculo solo para mí.
-          No sería tan divertido si voy sola…
-          Tal vez no – le guiñe un ojo sintiéndome el mayor idiota pero sabiendo que ella lo apreciaría – pero ambos sabemos que te lo compensaría más tarde.
Los ojos de Ella brillaron del entusiasmo y dándome una sonrisa de lo más seductora dio media vuelta para acercarse a la pista.
-          De verdad no sé como haces eso. – dijo Simón a mi lado – Si yo fuera una chica y me tuviera el más mínimo respeto me sentiría una idiota obedeciéndote todo el tiempo.
-          Eso es porque me conoces bien – lo miré – pero ella no tiene la más mínima idea de lo que realmente pienso.
-          Estoy seguro de que no apreciarías que alguien pensara así de Ema.
Completamente asqueado miré a mi mejor amigo con el ceño fruncido. Últimamente estaba hecho un idiota que buscaba hacerme sentir culpable por buscar un poco de diversión cuando el también tenía sus métodos y secretos.
-          Nadie podría tratar así a Ema.
-          Hablando de Ema… - los ojos de Simón se dirigieron al frente y lo seguí. – Llegó y, por primera vez, no vino sola. Esta con una amiga.
-          ¿Ema con una amiga? – fruncí el ceño intentando ver – Eso es nuevo.
Lo era, mi hermana no era de socializar y eso era debido a mí, pero yo no tenía la culpa de resultar tan atractivo para las mujeres… aunque tal vez sí la tenía por provocarlas todo el tiempo.
Mi hermana estaba vestida como siempre, jeans ajustados y una linda remera nueva que seguramente se había comprado en nuestra última visita a casa. Estaba hermosa pero no podía apreciar a la chica que venía con ella porque estaba casi oculta a sus espaldas. Caminaban bien pegadas y por lo que parecía Ema sostenía su mano con fuerza. Realmente no podía joder esto.
Solo podía apreciar que tenía unas piernas más que decentes pero el escrutinio se detuvo ahí porque sabía lo que esto significaba para mi hermana. Si la traía consigo debía comportarme y al menos esperaba que esta vez tuviera más sentido común eligiendo con quien relacionarse.
-          Increíble, no puedo creer que haya venido con alguien. – dijo Simón.
-          Lo sé, es todo un paso en nuestra relación.
Mi mejor amigo me miró sonriendo.
-          Lo sé, no lo arruines.
-          No quiero hacerlo así que espero que esa chica sea muy, muy fea.
-          Lo siento, pero ese no es el caso.
-          Entonces al menos voy a asegurarme de que no esté buscando algo acercándose a mi hermana porque si no va a lamentarlo.
Con un nudo en el estómago miré a mi mejor amigo que sonreía mirando hacia mi hermana que ya estaba a unos pasos de nosotros. Era muy probable que Ema no le hubiese dicho a esta chica nueva quiénes éramos así que debía andarme con doble cuidado. Mi hermana verdaderamente necesitaba una amiga.
-          Mierda – dijo Simón con la voz ahogada – es la chica del pasillo.
-          ¿La chica del pasillo?
Simón no pudo contestarme porque justo en ese momento Ema llegó hasta nosotros.
-          ¡Sam!, ¡me alegro de verte!
Nos habíamos visto hacía apenas un par de horas, pero Ema era así de efusiva por lo que cuando abrí los brazos para que ella se arrojara a ellos la chica que venía detrás quedó totalmente expuesta.
Tuve que contener un suspiro al verla. Ahora entendía a Simón, era la chica que se había caído de bruces en la residencia cuando torpemente habíamos abierto las puertas sin mirar. Ella ni siquiera me miraba, estaba demasiado ocupada observando todo a su alrededor, pero cuando finalmente sus ojos se posaron en mí no pude evitar sonreír. Ahí estaban esas mejillas rosadas de nuevo. 

No hay comentarios: