26.9.16

C16



-          No sé porque no le preguntas y listo. Es la mejor amiga de tu hermana, ¿desde cuándo te da vergüenza o lo pensas dos veces antes de acercarte a una amiga de Ema?, a cualquier chica si vamos al caso.
-          Estas perdiendo el punto – mire a Simón y trate de calmarme – Oriel no es como el resto de las amigas de Ema y sabes perfectamente que tampoco me hizo ningún bien cuando me acerque al resto de ellas en el pasado. Ni hablar de las mujeres en general.
-          Eso es cierto – mi mejor amigo no pudo ocultar la sonrisa – pero no creo que acercándote a Oriel corras el mismo riesgo. Solo queres saber las cosas que le gustan para no andar como un desquiciado comprando todo o teniendo que averiguar lo que necesita todo el tiempo.
-          Soy perfecto, por supuesto que siempre corro riesgo cuando me acercó a una chica.
-          Estas hablando de una perfección muy superficial que no creo que alcance para deslumbrar a esta chica en particular.
“Perfección superficial”, eso fue duro, pero Simón era mi mejor amigo y me conocía bien; tan bien que podía decirme cualquier cosa sin que lo tomara a mal o termináramos en pelea. Su intención solo había sido ser claro y lamentablemente coincidía con él. Era muy consciente de mi aspecto así como lo era de mi reputación y tenía suficiente memoria como para reconocer que mi historial no era bueno. Jamás me había importado y no entendía porque tenía que empezar a preocuparme ahora pero me importaba, mentía si decía lo contrario.
Estuvimos corriendo por cuarenta minutos más y estaba por decirle a Simón que deberíamos volver, tenía una cita a la que no quería llegar tarde (hablando de malos historiales), cuando el celular comenzó a vibrar dentro del bolsillo de mi short. Bastó una mirada rápida para ver el rostro de Ema ocupando la pantalla. Me detuve. Simón me imitó.
-          ¿Todo bien? – preguntó.
-          Si, es solo Ema que me está llamando y tengo que atenderla. Dame un minuto.
Simón asintió y me alejé unos pasos para contestar la llamada.
-          ¿Ema?, ¿todo bien?
-          Hola Sam, si, todo bien… – mi hermana suspiro de forma dramática -  o bueno no, no sé, nada está mal pero…
-          Ema, no hagas pausas dramáticas, ¿Qué pasa?
-          Es Oriel.
-          ¿Qué pasa con ella?
-          La verdad es que no lo sé, está encerrada en el baño hace veinte minutos y no sale.
Tuve que respirar profundo para contenerme. Mi hermana a veces se pasaba de la raya con sus pavadas.
-          Probablemente solo está tratando de relajarse o quiere estar sola Ema, me parece que estas exagerando. Oriel está todo el tiempo con vos y seguramente ahora quiere algo de privacidad, darse un baño, relajarse y…
-          Si quisiera privacidad le hubiese alcanzado la hora que estuvo fuera después de recibir ese llamado – el tono de Ema se volvió más urgente – sé muy bien que algo le pasa, lo vi en su cara cuando volvió. Algo no está bien Sam.
-          Recién mencionaste un llamado, ¿Quién era?, ¿lo sabes?
-          Creo que era su mamá, pude ver una foto antes de que contestara pero no estoy segura.
-          Bueno, no te preocupes, en quince minutos estoy allá.
-          Perfecto, gracias.
Era evidente que Ema estaba aliviada de saber que recibiría ayuda y aunque yo no estaba muy preocupado porque la conocía y sabía lo exagerada que podía ser ahora sentía curiosidad.
Volví a buscar a Simón y cuando termine de contarle lo que Ema me había dicho y el porqué debía irme quiso acompañarme.
-          No necesito que vengas, puedo manejar esto solo.
-          Sé que podes pero quiero ir, Oriel me importa.
-          Puedo ver eso.
Me molesto que Simón se metiera en esto. De repente había desarrollado un fuerte instinto de pertenencia sobre la mejor amiga de mi hermana y aunque sabía que debía detenerme para analizar eso la verdad era que ahora no tenía tiempo y tampoco sentía que analizar lo que me pasaba con esta chica me llevara a un buen lugar. 

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