3.9.16

C4


Esto era un completo y enfermo desastre.
-          ¡Estas con ella! De todas las malditas chicas que podías encontrar vas y te metes con ella, ¡con ella! ¿Qué clase de hermano haría eso? ¡te detesto, te juro que en este momento te detesto!
Lo hacía, en este momento mi hermana me odiaba y tenía razones para hacerlo.
Sentí la parte superior de Ella pegada a mi espalda y maldije mentalmente. La chica ni siquiera se alejaba en este momento.
¿En que había estado pensando?, bueno, sabía en qué, pero por una vez me tendría que haber controlado.
-          No te alteres Ema, no te hace bien. Relájate, esto tiene una explicación, no significa nada, simplemente…
-          ¡Claro que significa algo! ¡Estamos juntos!
Voltee para ver a Ella y lanzarle una mirada helada. La chica retrocedió, pero no por eso se retracto de sus palabras.
-          Nosotros no estamos juntos.
Enfaticé el no y volví a mirar a mi hermana. Me sorprendí porque de repente ya no estaba sola. Su nueva amiga estaba junto a ella y le sostenía la mano con fuerza. Era evidente que le había estado susurrando algo pero apenas me vio girar se puso rígida y evito mis ojos. No tenía idea de que cruzaba por su mente y francamente no me importaba, me alegraba de que alguien estuviese al lado de Ema en este momento. La chica ganaba puntos por esto.
-          Hablemos Ema, no dramatices, sabes que te amo y sos lo más importante para mí. Esto – señalé a Ella, que estaba seguro seguía detrás de mí – no es nada, solo soy yo siendo yo y en verdad lo lamento, por favor perdóname.
-          Quiero, pero no puedo. Sabes lo que hizo – miro a su ex amiga y volvió sus ojos claros a mí – ni siquiera puedo creer que te animaras a tocarle un solo pelo sabiendo lo perra que es. Eso no habla bien de vos Samuel, simplemente no habla nada bien.
Sus palabras me dolieron porque tenía razón. Era un completo imbécil y me lo merecía.
-          Vamos Oriel, quiero irme. – mi hermana miro a la chica que seguía sosteniendo su mano y se reclino sobre ella.
-          Sí, claro. Vamos.
Oriel, ese era su nombre, no lo había escuchado o si lo había hecho lo había olvidado completamente. Ya no lo haría. La chica tomo a mi hermana en un abrazo y estaba a punto de sacarla de mi vista cuando Simón apareció ante ellas. Mi amigo me dio un vistazo y luego volvió su mirada a Oriel.
-          ¿Queres que las lleve?, tengo las llaves en el bolsillo y no me cuesta nada alcanzarlas a los dormitorios.
-          No, está bien, nosotras podemos.
Oriel sonrió a Simón y abrazando a mi hermana se la llevo de la sala. Quería seguirlas pero no me animé y una mirada a Simón bastó para que se diera cuenta de que tenía que hacerlo por mí. Una vez que me quede solo voltee a ver a Ella. No sabía porque seguía acá, pero parecía no pretender moverse y eso me enojo más de lo que ya estaba.
-          ¿Qué estas esperando para irte?
-          Ni se te ocurra hablarme en ese tono, no soy estúpida, puedo parecerlo pero no. Me dijiste que más tarde me ibas a compensar por el baile. Ya es más tarde.
Los ojos helados de Ella me dijeron que no estaba jugando.
Fue como recibir un golpe. Ya no era nada atractiva y realmente quería que desapareciera de mi vista. De mi casa. De mi vida.
Y pensar que la había considerado atractiva. ¿Cómo podía cambiar tan rápido eso?, porque una cosa era cierta y es que la chica era hermosa pero en este momento me daba asco. Puro rechazo.
-          Andate, hablo enserio.
-          Te dije que no me voy a ningún lado.
Me acerque a ella y sé que estuvo a punto de retroceder por la sorpresa pero no lo hizo. Era valiente, le concedía eso.
-          No me hagas echarte, no te lo hagas a vos misma. El tiempo de diversión se terminó. Conseguiste lo que querías y deberías sentirte satisfecha por eso. Soy un asco que toca cualquier cosa y eso te ayudo, lo admito, pero ya se terminó.
Sus ojos destellaron de ira y sin decir una palabra dio media vuelta y se fue haciendo un drama. La gente nos miraba, pero a mí no podía importarme menos.
Estaba por salir a buscar a Simón cuando lo vi caminando hacía mi.
-          ¿Cómo esta mi hermana?
-          Bien, mucho mejor dado que estaba con Oriel, la chica sabe como consolar a alguien – sonrió – se fueron juntas y estaba lo suficientemente tranquila como para manejar.
-          Bueno, eso es algo. ¿Crees que si la llamo me atenderá?
Mi amigo me miro como si estuviera demente y lo entendí. Me costaría algo grande que Ema volviera a hablarme. Mi hermana era caprichosa y me quería de una forma intensa y celosa; eso sumado al hecho de que yo la trataba como a una princesa y era de esperar que me odiara por haberme acostado con la chica que había pretendido ser su amiga solo para llegar a su hermano y los contactos de su familia. Me retracto, iba a tener que hacer un milagro para zafarme de esta.
-          Me gusta.
Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no entendí a Simón.
-          ¿Mi hermana?
-          No seas ridículo – suspiró – Oriel, su nueva amiga.
La palabra gustar era muy lavada y para nada el estilo de Simón.
-          ¿Queres decir que esta buena?, ¿Que queres..
-          No – Simón me cortó – quiero decir que me gusta. Si, es linda, pero también es más que eso. Me hizo reír y estuve mucho tiempo con ella sin siquiera darme cuenta. Tiene… algo.
Analice sus palabras y me di cuenta de que eso era cierto. Los había visto bailar cuando mi hermana había estado bailando conmigo y había sido evidente que la chica era divertida y que a Simón le gustaba.
-          Estas siendo cursi, pero está bien, te perdono solo porque sé que estuviste tomando y si estuvieras en tu sano juicio no estarías hablando de esta forma. Ahora vamos, quiero olvidar lo que acaba de pasar y nada más que el alcohol me va a ayudar con eso.
Simón iba a decir algo pero se detuvo. Asintió y me siguió a la cocina. 

No hay comentarios: