4.10.16

C18

Cuando salí del baño no había nadie en el cuarto. Me tome mi tiempo para cambiarme y cuando estuve lista agarre mi mochila, puse varios libros dentro, un abrigo y salí.
Ema, Simón y Samuel no estaban en el pasillo y sentí alivio por eso.
Afuera estaba fresco pero no me abrigue y seguí caminando hasta llegar a una casa de comida vegetariana que quedaba a unas cuantas cuadras de la Universidad. Cenaría, leería un poco y no volvería a las habitaciones hasta que fuese bien tarde y estuviese segura de que Ema estuviese dormida.
En el restorán había poca gente y la luz baja ayudó a que me relajara. Me senté en una de las mesas más alejadas de la puerta y esperé a que me atendieran. Ya había sacado uno de los libros de contabilidad y estaba buscando un marcador cuando sentí que alguien se sentaba en el sillón en donde me había acomodado. Levanté la vista y sentí como los puños se me cerraban con fuerza dentro de la mochila…
-          ¿Qué haces acá? – demande enojada. Esto era pasarse de la raya por lejos.
-          Te estaba esperando afuera del edificio y sabía que si me acercaba cuando te vi salir te perdería.
-          Justamente eso hubiese pasado porque quiero estar sola. ¿No es eso evidente?
-          Lo es, pero no creo que tengas que estarlo. Mi hermana me llamo preocupada porque dice que recibiste un llamado y que después de eso empezaste a actuar extraño. ¿Qué paso?, ¿estás en problemas?
De la fuerza que estaba haciendo me estaba clavando las uñas en las palmas de las manos y esperaba que mi mirada helada le diera a Samuel una idea muy clara de lo enojada que estaba.
-          Ese no es asunto tuyo, pero solo para que vos, tu amigo y tu hermana me dejen en paz voy a decir que todo está bien, no tengo ningún problema y no estuve actuando extraño, solo quería pasar un tiempo a solas. Cosa que me está siendo negada desde el comienzo.
-          Con esos ojos no engañas a nadie Oriel y aunque mi hermana y Simón decidieron alejarse por miedo a que te enojaras ese no es mi caso. No me importa si vas a gritarme o a hacer un escándalo porque voy a insistir hasta saber lo que realmente está pasando.
-          No está pasando nada. Y no me conoces ni un poco si por un segundo pensaste que haría un escándalo por esto. Por supuesto que estoy enojada, estoy mucho más que eso teniendo en cuenta que personas que recién conozco se creen con el derecho de pedirme explicaciones o de meterse en mi vida privada, pero eso no me va a hacer perder el control.
Dejé la mochila en el piso y antes de volver a incorporarme para mirar a Samuel escondí las palmas lastimadas debajo de mis piernas.
-          Imagino que no, que no tenes ese estilo, pero teniendo en cuenta que crees que estoy invadiendo tu espacio personal se puede esperar cualquier cosa.
-          No conmigo. Y como bien dijiste estas invadiendo mi espacio personal, mi privacidad.
Decidida, volví a meter el libro que estaba sobre la mesa dentro de la mochila y sin mirar esos ojos grises que tanto me perturbaban me levante y esquive a la moza que se estaba acercando para atenderme y ahora me miraba sorprendida.
El frío de la calle me golpeo pero no me detuve para buscar el abrigo y camine con la vista clavada en el piso.  Sabía que Samuel me seguiría, el chico no tenía ningún respeto por mis deseos, por eso no me asuste cuando sentí que alguien se ubicaba a mi lado.
-          ¿Queres que vayamos al cine?
Había pensado ignorarlo, seguir caminando con la vista fija en el piso hasta llegar a los dormitorios y actuar indiferente, pero su pregunta me tomo tan desprevenida que me detuve y lo mire. Él tenía sus ojos fijos en mí y su expresión segura y relajada hacían evidente que no estaba tomándome el pelo…
-          ¿O preferís que cenemos primero? – preguntó.
-          ¿Estás bien?
-          Claro que estoy bien – suspiró – finalmente estoy bien con esto.
-          ¿Y que sería “esto”?
-          Nosotros.
La palabra nosotros me hizo un nudo en el estómago.
-          No hay un nosotros.
-          Si lo hay y, sin sonar despectivo, ya me canse de intentar complacerte. Tenes razón y no puedo tratarte como a mi hermana aunque quiera; sos su amiga y por consiguiente vas a ser la mía y eso significa que tengo que respetar tu espacio. Con Ema puedo dibujar los limites pero con vos no. Son dos relaciones diferentes y te pido disculpas por tardar tanto en entenderlo pero ahora que lo hice en verdad me gustaría que aceptes mi invitación a comer algo y solo pasemos tiempo juntos, conociéndonos. No puede ser tan diferente a lo que hago con Simón, ¿cierto?
Una sonrisa segura se dibujo en los labios perfectos de Samuel y como estaba muy impresionada como para decir algo me limite a asentir e imitarlo. Sabía que estaba haciendo algo mal, hace cinco minutos estaba enojada y lo único que quería era empapelarlo a gritos, pero su discurso me tomo desprevenida y de repente solo sentía alivio, un profundo y particular alivio.
-          Está bien – dije – me gustaría ir a comer algo.
-          Perfecto. – la sonrisa en sus labios se ensanchó - ¿Vamos?
Sorprendiéndome, Samuel me ofreció su mano para que la tomara. Aun sabiendo que no debía la tome.



1 comentario:

Gorda dijo...

IUJUUUU ME PUSE CONTENTA CUANDO VI QUE HABÍA PUBLICACION DE OCTUBRE :)