24.10.16

C23

Simón estaba cerrando nuestras habitaciones con llave para cuando llegue a casa.
Había sacado todas las cosas de valor o que pudieran terminar rotas y tanto la cocina como la sala estaban llenas de botellas de bebidas blancas y cerveza.
-          Bastante organizado teniendo en cuenta el poco tiempo que tuviste para organizar esto.
Mi mejor amigo me miro y mientras me arrojaba la llave de mi cuarto pasó de largo hasta la cocina.
-          Solo tuve que hacer dos llamados y todo estuvo listo. Lo único que hice fue meter todo en el armario que está debajo de la escalera y asegurarme de cerrar las habitaciones del segundo piso. No pienso ocuparme de otra cosa.
-          Con eso es suficiente Simón, no seas tan paranoico.
-          La precaución no tiene porque ser paranoia. ¿Cómo te fue en la cena?
-          Bien, mucho mejor de lo que hubiese deseado inclusive…
-          ¿Y eso?
-          Todavía me cuesta creer que Oriel sea tan perfecta. No creo que eso sea natural, no creo que ella sea natural.
-          ¿Estás hablando enserio?
La mirada enojada de Simón me dio a entender que tendría que ser más cuidadoso al elegir las palabras para expresarme. Mi mejor amigo le había tomado mucho cariño a la chica y así como yo me comportaba con Ema él era muy protector y posesivo con Oriel.
-          No me malinterpretes, parece natural y no puedo encontrar una sola grieta que rompa la imagen que tiene pero me cuesta creer que sea real. Conocí docenas de chicas y ninguna se comporto nunca como ella. ¿No te suena eso un poco raro?
-          No, creo que nunca antes te habías tomado la molestia de pasar tiempo con una chica en el pasado, no de esta manera y por eso sobredimensionas lo que Oriel representa. Es realmente especial y no debe haber muchas como ella pero no es perfecta Sam, nadie lo es.
No estaba de acuerdo con Simón en eso, Oriel era perfecta para mí, pero sí tenía razón cuando decía que nunca antes me había preocupado por pasar tiempo con ninguna de las chicas con las que había salido. Lo había intentado en los últimos meses, después de conocer a una chica como Oriel había sentido la necesidad de comparar, pero aún no aparecía nadie que fuera como ella o, en su defecto, que me hiciera sentir lo que me hacía sentir.
-          Va a ser mejor que vayas a bañarte, en un par de horas va a empezar a llegar la gente y no quiero tener que soportar a Helena solo porque ambos sabemos que ella va a ser la primera en aparecer.
-          Helena no es tan mala…
-          El hecho de que tengas que usar el “tan” ya te da una idea de lo equivocado de esa declaración.
Mire a Simón tan mal como pude y subí a darme una ducha. Tenía que sacarme de la cabeza el recuerdo de la cena con Oriel y lo bien que la habíamos pasado. Me hacía reír, era suave en sus tratos y tenía mucho tacto para tratar con la gente. Jamás me había pedido nada y eso era todo un logro para una persona que formaba parte de mi círculo. En las últimas semanas la había subido a un pedestal y tenía que calmarme y, como había dicho Simón, tener en cuenta que era una chica como cualquier otra.
Cerré los ojos bajo el chorro de agua fría y pensé en Helena. La reacción de mi cuerpo tenía que ser provocada por ella, no por otra chica y menos, muchísimo menos, por Oriel.  



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