28.11.16

C31

Ver a Simón pelear con alguien me había dejado impresionada, por eso no fui la primera en reaccionar. 
-          ¿Están bien? – Simón nos miro, pero sus ojos finalmente quedaron fijos en la chica que, lamentablemente, ya tenía una marca roja en su mejilla.
-          Sí, claro, estoy bien – la chica, que tenía una voz muy femenina y suave, nos miro - ¿Ustedes están bien?
-          Si, por supuesto – todos la miramos confundidos – tenemos que ir a la enfermería, el golpe se te esta hinchando y…
-          No – nos interrumpió – en el cuarto tengo un poco de hielo. Aparte tengo una clase justo ahora así que si me disculpan…
-          Nada de eso – Simón, sorprendiéndonos a las tres, se paro delante de ella y le prohibió avanzar – tenes que ir a la enfermería y después a la oficina del decano a hacer la denuncia.
-          ¿Denuncia? – la chica no pudo ocultar la sonrisa – mi compañera de cuarto viene denunciando a ese idiota hace meses y nadie hizo nada, no creo que mi pobre cuento vaya a hacer alguna diferencia – suspiro – supongo que es hijo de alguien importante. Ahora, realmente les agradezco su ayuda pero voy tarde.
Y, sin decir más, esquivo a Simón y entro al edificio.
Los tres nos quedamos viendo su pelo largo y castaño enredado en un moño desaparecer cuando doblo en un pasillo.
-          Se fue. Acaban de golpearla y se fue como si nada.
Mire a Simón y asentí. Estaba tan conmocionado como yo lo estaba. 
No me consideraba una persona particularmente sensible pero yo, en su lugar, estaría llorando o al borde de una crisis nerviosa. Alguien la había golpeado y, lo que era peor, tenía una marca como recordatorio de eso.
-          A mí no me sorprende que se haya ido así – Simón y yo miramos a Ema que, como nosotros, seguía mirando el punto en donde la chica había desaparecido - ¿es que acaso no le vieron las marcas que tenía en las manos? Y creo que tenía las mismas en las muñecas, no estoy segura.
-          ¿Marcas?, ¿Qué marcas? – preguntó Simón.
-          Eran como arañazos pero más profundos, estaba llena de ellos.
Trate de recordar pero la verdad es que no había prestado atención a sus manos y, por lo visto, Simón tampoco.
-          Chicos, ¡por dios! Eran increíblemente notorias…
-          Yo no las vi – confesé – estaba preocupada mirándole el rostro.
-          Es comprensible – Ema suspiro – nadie es tan detallista como yo aunque, lo admito, en este caso no pasaba por un detalle.
-          ¿La conocen? – Simón me miró y después de que negué miro a Ema quien también negó – no importa, sabemos que su compañera de cuarto salía con Ignacio. Eso es suficiente.
Y entonces comprendí que para mi amigo no había terminado. Iba a buscar a esa chica. 
Estaba pensando en lo increíble que era Simón cuando sentí a alguien a mis espaldas. No sabía cómo pero sabía que era él.
-          ¡Sam!
Como siempre, Ema corrió a los brazos de su hermano y yo, en lugar de voltear, murmure una disculpa y seguí el mismo camino que la chica de ojos oscuros. A mi no me habían me habían golpeado pero aún así huía.

No hay comentarios: